En diciembre del 2019 se empezaba a escuchar acerca de un virus muy peligroso que estaba en China. No sé ustedes, pero yo creía que nunca nos iba a llegar. Cuando en marzo se supo sobre el primer caso en la Ciudad de México empezamos a tener mucha inquietud. ¿Qué era realmente este virus? Las clases se cancelaron y no sabíamos que la vida nos iba a cambiar por completo.
Al principio mis hijos y yo estábamos contentos de poder convivir más en casa. No tener que madrugar para correr al camión de la escuela, y en la tarde podíamos comer tranquilos sin tener que apurarnos para las clases extracurriculares. Empezó un convivió al que hace mucho no estábamos acostumbrados. Desayunos, comidas, y cenas en familia. Ver películas, jugar juegos de mesa, buscar diferentes dinámicas para pasar el rato toda la familia.
Pasaron días, semanas y meses. Entonces lo que era diferente y divertido se empezó a volver algo tedioso e interminable. ¿Cuándo terminaría esta pandemia? Mis hijas adolescentes no podían ver a sus amigas, no veíamos a los abuelos, a la familia completa, empezábamos a escuchar historias de quién se había contagiado y también quién había fallecido.
Se empezó a vivir la pandemia con más temor, más respeto y mucha más precaución.
Hace poco mi hija de 6 años me preguntó: “¿Mamá, como era el mundo antes del Covid?” La verdad me quede helada, y es que claro, para nuestros peques que tienen pocos recuerdos de su vida; la vida antes del covid se vuelve algo confuso.
¿Cómo lo vivieron los niños? ¿Se lo has preguntado a tus hijos?
Es importante acercarnos a ellos, platicarlo y entender cómo fue su experiencia. Porque definitivamente fue muy diferente a la que vivimos nosotras. ¿Sabes cómo le afectó a tu familia?

Siempre he dicho que el ejemplo que les damos a nuestros hijos es de suma importancia para su desarrollo. Sí, esta pandemia ha traído muchas complicaciones a nosotros como padres, ahora imagínate apenas entender qué es lo que pasa, por ello hay que estar muy atentos y al pendiente de nuestros hijos durante este duro momento.
Lo primero sería mencionar temas en la salud, muchas familias perdieron a sus seres queridos, ¿los niños cómo lo vivieron? No es solamente el perder a alguien, es el cómo lo pierden. No poderse despedir, no volverlo a ver, saber que se quedan solos en el hospital, en fin, es importante platicar con ellos y escucharlos. Cuando un familiar cercano se enferma ¿qué sentimos? ¿qué sienten los niños? ¿Y la persona enferma? Hay que compartir con ellos nuestros sentimientos, es válido que nos vean tristes, que nos vean llorar, con miedo, preocupados. Hay que enseñarles que somos humanos y que como tales sufrimos, lloramos y nos angustiamos ante diferentes situaciones.

En el tema económico, muchas familias perdieron sus trabajos, se quedaron sin tener ingresos en la casa. Esto obviamente trae como consecuencia unos padres llenos de angustia, preocupados, y probablemente irritables. A esto súmenle el que estén todos en casa, y que aquí la convivencia se puede volver realmente difícil. Esto afecta mucho a los niños, se pueden volver inseguros, retraídos, algunos pueden llegar a deprimirse, a sentir miedo. A veces pensamos en esconderles nuestros problemas a los hijos, creo que ellos acaban por darse cuenta cuando algo no está bien. Mi recomendación es platicar con ellos, decirles la verdad, lo que pasa sin profundizar demasiado en los temas. Se van a sentir más involucrados y estables frente a la situación que están atravesando.

El tema educativo es de suma importancia, la mejor manera para que los niños aprendan es asistiendo a la escuela, e interactuando con sus pares. Muchos de los niños están rezagados en niveles de aprendizaje. Para muchas mamás fue muy complicado ser mamás, y hacerla de “maestras”. Y con toda la razón, nadie hubiera pensado que estaríamos con los hijos en casa y que tendríamos que ayudar con su aprendizaje. La lucha del día a día para que se conecten a tiempo, que hagan sus trabajos, enseñarles lo que no entendieron, intentar que pongan atención en sus actividades digitales.
En los muy peques ayudarles a colorear, hacer manualidades y demás actividades. En de mamás a mamás sabemos que fue una situación que definitivamente no queremos regresar a ella. ¡Estuvo de locos!
Es normal que te hayas sentido que no podías más, a lo mejor te sentías triste, irritable, angustiada. Al tener a los hijos y esposo en casa, nos quitaron ese espacio que para muchas era un momento único de soledad, paz y reflexión muy necesario.
Para las maestras y profesores también fue un gran reto, enseñar a larga distancia, no tener ese contacto que tienen con los niños al verlos en la clase y escuela, no los conocieron más que a través de la pantalla. El trabajo con la tecnología se aprendió y se amplió tanto para niños como para adultos. Y no olvidemos que muchos de ellos también son padres, que trabajaron desde su casa, y que además tenían que atender a su familia.

Acuérdate que no todas vivimos la pandemia de la misma manera, tanta convivencia y en espacios pequeños genera más violencia, para muchos niños ir a la escuela además de ir a aprender, era su lugar seguro, niños que sufrían de violencia y abusos en su casa. Para estos niños la pandemia los alejo de este lugar que tanto disfrutaban. La salud mental de muchos de los menores de edad se vio muy afectada tal como lo menciona una nota del INEGI del 2020. Según sus datos ese año 1150 menores de edad decidieron suicidarse. Mientras que 92 niños murieron por coronavirus más de 270 niños de entre 10 y 14 años intentaron suicidarse.
El tema social tiene grandes repercusiones, al no poderse relacionar con otros niños, con sus maestras, o con otros familiares. Estar viviendo bajo una situación de estrés puede generar cierto tipo de trastornos; como lo son la ansiedad y la depresión.
Pueden volverse más vulnerables, solitarios, irritables y algunos buscar alivio con algunas sustancias. Hubo un aumento en la pornografía porque al no relacionarse con otros, los impulsos sexuales que experimentan no tienen manera de canalizarlos. Y la pornografía lleva a la masturbación que es una forma de lidiar con el estrés y la ansiedad.
Algunos chavos se quedaron estancados en su proceso de desarrollo, pues al no tener la posibilidad de convivir con sus pares dejaron de aprender y poner en práctica habilidades sociales.
La pandemia no se ha terminado, no hemos podido salir de esta gran batalla. La pandemia va a durar, tendrá consecuencias y hay que estar muy atentos, como padres, como maestros y como adultos. Hay que observar y en la medida que podamos ayudar al de junto y a nuestros niños y adolescentes.

Durante la pandemia muchos profundizamos acerca de nuestras vidas, ¿qué tan satisfactoria ha sido mi vida hasta el momento? ¿he vivido adecuadamente? ¿estoy tranquilo hoy en día?
Algunos nos dimos cuenta de lo que es realmente importante; la salud, el amor, las relaciones interpersonales, la importancia del contacto físico para demostrar afecto como lo es con un abrazo o un beso. Cosas que podíamos hacer día con día y no nos dábamos cuenta de su importancia hasta que se volvió algo prohibido y nos dimos cuenta de su verdadero valor. Las cosas materiales no son vitales. ¿De qué te sirve tener una bolsa de moda, zapatos o cualquier otra cosa si al final del día no tenemos salud?
Hay que llenarnos de energía, vivir cada momento de una manera única, hay que enseñar a nuestros hijos a disfrutar de las cosas importantes, hay que abrazarnos, demostrar ese amor hacía los demás. Porque definitivamente somos vulnerables y frágiles, la naturaleza nos rebasa y estamos de invitados en este mundo. Saquemos provecho de lo que podamos, mientras podamos.
