Un día mágico para muchas de nosotras es cuando nos enteramos que vamos a ser mamás. Empezar a compartir la noticia primero con la pareja, nuestros padres y amigos. Queremos que todo mundo sepa que estamos embarazadas. A partir de ese momento cuando nos ven nos preguntan cómo estamos, cómo va nuestra panza, cómo nos hemos sentido… en fin.
Somos el centro de atención y la verdad es padre saber que están pendientes de nuestro embarazo y de nosotras.

Conforme pasan los meses y como es de esperarse, nuestra panza va creciendo. Vamos perdiendo nuestras medidas, nuestro cuerpo se va ensanchando y cambiando, lo mismo le sucede al busto. Tenemos a un ser humano viviendo de nosotros y dentro de nosotros.
Como se habrán dado cuenta, a la gente les encanta ver cómo se va notando tu embarazo. Es más, hay algunos que hasta te quieren sobar la panza, cosa rara que un extraño te la acaricie, pero llega a pasar.
Cada mes llegas a la consulta del doctor, en la que siempre te piden subirte a la báscula. Sigo sin entender el sentido que te pesen cada vez que vas, es más que obvio que vas a subir de peso y es normal. Muchos dicen que es para saber si estas sana, para saber si el bebé está creciendo bien. Pero para eso te hacen todos los estudios de sangre, ultrasonidos. En fin, alguna vez escuché que lo ideal era subir 1 kilo por mes. Para algunas cuántas será posible subir eso, pero para la mayoría de nosotras, lo normal es ganar más kilitos. No te presiones con esa báscula y si te causa estrés pues pídele a tu doctor que te pese de espaldas o que simplemente no lo haga. Lo importante es que entiendas que nuestro cuerpo cambia, se va preparando para que pueda salir una personita de nosotros y para que esto suceda tienen que haber cambios, así como los mismos órganos en nuestro interior se mueven de manera drástica.
Es un proceso que tarda nueve meses, a veces más porque si lo contamos por semanas pueden ser hasta 40 o 42.
Así como tu cuerpo tarda ese tiempo en crecer, en prepararse para hacerte mamá, de igual forma tarda en regresar a su estado “anterior”.
Lo pongo entre comillas porque no necesita regresar a como estaba, tú ya no eres la de antes, tus órganos obviamente regresan a su lugar, tu cuerpo se deshincha poco a poco porque tendemos a retener líquido y a hincharnos en el embarazo, tu busto cambia y más si decides amamantar.

Una vez que tengas a tu bebé, disfruta del proceso, no te compares con otras mamás, hay algunas que seguramente parece que ni si quiera estuvieron embarazadas, o que a las dos semanas están como si nada. De verdad el cuerpo es sabio, aprende a escucharlo, a respetarlo y a aceptarlo. Disfruta el proceso de la crianza de la mejor manera posible sin tener que preocuparte por tener que regresar al cuerpo que tenías antes. Date tiempo y olvídate de dietas, de culpas, de sentir que eres la única que no lo logra. No somos las de antes, somos madres y así como eso cambia, nuestro cuerpo también cambia.