Una vez que sabemos que es normal y esperable que los adolescentes mientan u omitan información es importante saber qué hacer como papás al respecto.
Por una parte, quisiéramos que nunca más nos mintieran, sin embargo, esto no es real. Lo que sí nos toca es aceptar que va a haber cosas que no nos digan y otras sobre las que nos mientan. Sin embargo, también tenemos que asumir que
depende mucho de nuestra relación con ellos y nuestras reacciones para que tanto la información que no nos compartan como las mentiras sean las menos posibles.

Si cuando descubrimos que nos han mentido reaccionamos furiosos, ofendidos, chantajeamos, etc. lo que va a pasar es que nuestro hijo no nos quiera decir nada más, invente una nueva mentira para evitar lo más posible nuestra reacción y salir lo mejor librado, lo cual va a provocar distanciamiento y que nos alejemos más de la verdad.
Así es que esa forma de actuar ante las mentiras no parece ser la correcta. Los adolescentes así de contradictorios como son, lo que más necesitan de los padres es que CONFIEMOS EN ELLOS a pesar de decir una que otra mentira y ocultar algo de información (recuerda que una razón muy importante por lo que lo hacen es por ir conquistando su independencia). Contradictorio y difícil ¿Cierto?
Lo que más necesitan de los padres es que CONFIEMOS EN ELLOS
¿O sea que hemos de confiar en ellos, aunque sabemos que nos van a mentir u ocultar información? La respuesta es sí. Si quieres minimizar estas conductas, darles tu confianza es el primer paso. (No aplica para adolescentes “desafiantes” que ya han sobrepasado cualquier tipo de límites, que se ponen en riesgo constante o tienen conductas antisociales graves.)

De hecho, no hay que esperar a que lleguen a la adolescencia para confiar en nuestros hijos. Una de las mejores formas de criar niños confiables es precisamente confiar en ellos, tal como lo explica la Dra. Nancy Darling
“… sentir que confiamos en los niños parece inspirarlos a comportarse de manera que mantengan la confianza de los padres. […] Cuanto más se confía en ellos, más tratan de estar a la altura de esa confianza, y más confiables se vuelven.” [i]
Los adolescentes saben que como papás tenemos el derecho y la obligación de poner reglas en nuestra casa y para ellos. Pero, si nosotros les damos oportunidad de mostrar su opinión, aunque sea diferente a la nuestra y no estar de acuerdo con las reglas; si les permitimos hablar y sentirse escuchados; no ser juzgados y llegar a acuerdos, es más probable que no nos oculten información, pues sabrán que, aunque tengamos opiniones diferentes o no nos guste algo de lo que nos cuentan no van a ser castigados injustamente por ello.
Si además de lo anterior, en algunas ocasiones somos flexibles (en tanto no esté en riesgo su integridad física, emocional ni su seguridad) y ellos obtienen lo que quieren será más frecuente que nos sigan diciendo la verdad y no nos oculten cosas, pues buscarán -como buenos adolescentes- intentar que cambiemos de opinión para “ganar” más veces. Esto no es para nada malo, sino todo lo contrario. La flexibilidad en situaciones no relevantes resulta muy valiosa no solo para la relación con nuestros hijos sino en otras relaciones y en la vida en general.
Además, si a los adolescentes les damos chance de “ganar “algunas batallas -aunque quieran ganar más- sabrán que cuando es “No” es “No” y ya no es negociable.

Como papás podemos confiar en algunas de sus decisiones de acuerdo con su madurez mientras que en otras simplemente no lo podemos hacer y lo que nos corresponde poner reglas claras, firmes y que puedan seguir. No les va a gustar, pero lo aceptarán ya que saben que nuestras decisiones no son arbitrarias ni por molestarlos (lo saben gracias a que fuimos flexibles y les permitimos “ganar”).
Ahora bien, cuando nuestros adolescentes a pesar de la confianza nos dicen mentiras -como es esperable- y nos damos cuenta. Lo que corresponde antes de poner el grito en el cielo e irnos a la yugular es tratar de ver que hay detrás de esa mentira, pues como mencioné en el artículo Mentiras: ¿Pinochos o simplemente adolescentes? no todas las mentiras son iguales ni las dicen por la misma razón.
No todas las mentiras son iguales ni las dicen por la misma razón.
Si la mentira fue para proteger sus emociones, privacidad o la de alguno de sus amigos; para ser aceptado en su grupo de amigos o no ser señalado como diferente, lo que corresponde es platicar con ellos sobre el tema, escucharlos y reflexionar si quizá hay algo que hemos hecho por lo cual no sienten la confianza de contarnos lo sucedido o si simplemente se trata de su proceso de independencia, ante lo cual, y si no hay nada de que preocuparse, lo que corresponde es respetar, tratar de no ser intrusivos, tratar de no querer saberlo todo y dejar de interrogarlos cual Santa Inquisición con tal de que nos cuenten algo. Dependiendo de la situación podríamos hablar de varias cosas con ellos y que esto lleve a más conocimiento propio o de nuestros hijos.
Recuerda que los adolescentes son como tortugas, si los presionas mucho se van a esconder en su caparazón, si les das su tiempo y solo estás ahí para ellos de forma respetuosa y presente, ellos solitos sacarán su cabeza y te platicarán lo que sienten y piensan.
No olvides que los adolescentes platican cuando están relajados y cuando ellos quieren así sea en momentos o lugares que a ti te parecen raros o inoportunos.
Si la mentira fue para no asumir su responsabilidad o las consecuencias de algo; engañar deliberadamente o romper alguna regla, como papás tendremos que ser firmes y mostrarles que no sólo la mentira estuvo mal y no es aceptable, sino que tienen que asumir responsabilidades y consecuencias de sus acciones incluyendo el haber mentido. Puesto que si hubieran sido honestos podríamos haber platicado sobre la situación y tratar de darle una mejor solución. De forma que, sus consecuencias incluyen ahora una extra por decir mentiras pues éstas dañan la relación y minan la confianza en ellos.
Hay darle vuelta a la página y no quedarnos reclamando su mentira.
Si son ellos quienes nos dicen la verdad después de que nos han mentido, es importante decirles que apreciamos que nos la hayan dicho, hacer hincapié en lo importante que es decir la verdad desde el principio, que ahí estaremos para ellos y los acompañaremos a enfrentar lo que les toca. Que podemos no estar de acuerdo y con eso no tenemos problema. Una vez dicho esto hay que poder darle vuelta a la página y no quedarnos reclamando eternamente su mentira.
Hay que ser muy claros sobre qué cosas podemos permitirles privacidad y no saberlo todo y sobre cuales asuntos esperamos que nos digan la verdad siempre. Estos en general tienen que ver con cualquier cosa que ponga su futuro, su salud (física y emocional) y su seguridad en riesgo. Por ejemplo, el uso de alcohol y otras sustancias, su desempeño académico, todo lo relacionado a manejar un coche, entre otras.
No olvides que si quieres que tu adolescente te diga la menor cantidad de mentiras y te oculte la menor cantidad de información tienes que fomentar ante todo el vínculo afectivo con él.
Mostrando amor, calidez, respeto, presencia, interés, escucha, empatía, firmeza sin rudeza, por mencionar algunos. De modo te considere su lugar seguro, una guía fidedigna y por lo tanto respete tus reglas y valore tus enseñanzas. Cuando la relación se da de esta forma, tu hijo preferirá pedir permiso o exponer sus puntos de vista antes que mentirte, perder tu confianza y dañar la relación.
Mary Carmen Cervantes
Marzo 2022
Bibliografía:
[i] https://www.greatschools.org/gk. Hank Pellissier | August 21, 2017